¿Sociedad líquida... o liquidación social?

El socialcapitalismo, hipócrita e incansable inventor de eufemismos, llama "adaptación" al sometimiento. "¡Adáptate a estos tiempos cambiantes y líquidos!" nos predica sin descanso, como si ello fuese lo mejor frente a un destino casual y sin responsables. Dicho régimen santifica a sus adeptos, que se doblegan sin resistencia alguna al "todo vale" ético, intelectual, social, político y ultratecnológico que nos impone continuamente desde arriba; y denigra por "inadaptados" o "fascistas" a sus disidentes. Y, mediante toda clase de trucos lingüísticos -ya ideados por Orwell, Hitler y Stalin- se autoproclama "democrático" y faro redentor del mundo.
Pero no sólo la sociedad puede ser "líquida y cambiante". También los procesos de putrefacción lo son. También los muertos se descomponen en fluidos pestilentes y "cambian" hacia estados cada vez más degradados de la materia... Hasta que las bacterias, los hongos y el tiempo borran todo rastro de lo que un día fue vivaz y hermoso.
La vida es fluida y cambiante, sí; pero jamás "líquida". Lo líquido, lo inconsistente y efímero no puede sostener lo vivo, del mismo modo que el cuerpo no puede erguirse sin un esqueleto y músculos sólidos. La fugacidad de los valores, sentimientos, ideas y actividades sociales supone una agresión permanente contra el ser humano, que jamás se adaptará psicofísicamente a ello, por lo que no constituye -en mi opinión- ningún "progreso" hacia ninguna parte. Más bien parece una involución, una lenta disolución hacia la nada... exactamente como las metástasis y la extinción de las especies.
Dudo que un mundo que ya no puede distinguir lo vivo de lo muerto tenga algún futuro. O, al menos, un futuro digno de ser vivido.
Psicoterapeuta y Escritor
Se permite reproducir el texto indicando el autor y/o enlace.