Si crees que la familia más horrible es la tuya o, peor aún, si ni siquiera has descubierto tu horror familiar. Si crees que sólo unas pocas familias son malas, o sólo si salen por televisión. Si en las calles de tu ciudad observas esos millones de agujeros en las colmenas, tras cada uno de los cuales habitan desconocidos hombres, mujeres, niños, bebés, abuelos, todos hacinados durante años, anónimos en la penumbra, sin testigos, todos ellos con sus demonios y miserias, y supones, ingenuo, que "todo va bien". Si sueñas que cualquier niño podrá sobrevivir rodeado de carceleros asustados, egoístas, insensibles, enfermos, desesperados o locos. Si crees que "la familia es el lugar más bonito del mundo", pese a todos los llantos secretos de los niños, los trastornados, los depresivos, los ansiosos, los inestables, los adictos, los delirantes, los violentos, los suicidas, los dominantes o los sumisos de