El cuarto mandamiento

La familia parece ser el único grupo humano (aparte de las élites) esencialmente impune por sus fechorías. Todo se le consiente, todo se le perdona, todo se le minimiza y disculpa en nombre del supuesto "amor a los hijos" que míticamente se le atribuye. De este modo, los daños graves que jamás se tolerarían, por ejemplo, en ciudadanos, médicos, profesores, ingenieros, arquitectos, empresarios, comerciantes, sectas, delincuentes, políticos, etc., se toleran perfecta, regular y normalizadamente en la familia. ¿Por qué podemos cuestionar cualquier claroscuro social, pero no la totémica familia, cuyos horrores son tan evidentes como infinitos para cualquier observador imparcial? Con el agravante de que sus masas de víctimas, los niños, no sólo son máximamente vulnerables y dependientes, sino que, por eso mismo, son los primeros (en general) en encubrir y absolver a sus victimarios. "¡Pobrecillos, mis verdugos hicieron lo que pudieron!". Aunque luego esas mism